lunes, 15 de noviembre de 2010

como prevenir las pandillas

La violencia juvenil es un problema cada vez más grave en las Américas. Pero la respuesta debe ser multifacética y basada no sólo en la represión, dijeron los participantes en un foro internacional sobre la prevención de la violencia, en la sede de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en Washington, D.C., en febrero.
Las llamadas maras, fuente de una gran parte de la violencia, "han surgido en respuesta a la situación social y económica de los jóvenes en la región –dijo Lainie Reisman, de la Coalición Interamericana para la Prevención de la Violencia (IACPV)–. Los programas de prevención y rehabilitación deben diseñarse teniendo en cuenta estas realidades".
Bajo el título "Voces de la experiencia: iniciativas locales y estudios nuevos sobre la violencia juvenil en las maras centroamericanas", el foro fue organizado por la IACPV, la Fundación para el Debido Proceso Legal (DPLF), la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA) y la OPS.
Alberto Concha-Eastman, de la OPS, presidente de las deliberaciones, enfatizó que la violencia juvenil es una forma de conflicto social. Lo que se necesita urgentemente son proyectos sociales y de desarrollo que ofrezcan oportunidades educacionales y de empleo para los jóvenes.
Problemas familiares, económicos y de exclusión social fueron señalados por varios participantes como las principales causas de la violencia juvenil en la región. Una respuesta adecuada al problema de la violencia tiene que abordar estas causas fundamentales.
"Una de las bases de la violencia juvenil es la falta de empleo", coincidió Ernesto Bardales, director de Jóvenes Hondureños Adelante, Juntos Avancemos (JHA-JA). Otro de los aspectos que los expertos consideraron fundamental para resolver el problema es la reforma del sistema educativo.
La conferencia se centró en los países de América Central, considerados como foco de los mayores brotes de violencia juvenil, en especial a través de las pandillas conocidas como maras. Según WOLA, constituyen un problema grave que amenaza el orden público en Guatemala, El Salvador, Nicaragua y Honduras, como también en el sudeste de México y en algunas zonas de Estados Unidos. Según los especialistas, los delitos más comunes que cometen los pandilleros son hurto, rapiña y asesinato, si bien algunos también están involucrados en el tráfico de drogas y de armas.
Eduardo Linares, dirigente de Homies Unidos, una organización creada por ex pandilleros en El Salvador y destinada a rescatar a los miembros de esos grupos delictivos, hizo notar que en su país "no hay empleo ni educación para estos jóvenes, y la única oportunidad que tienen es venirse a Estados Unidos".
En Estados Unidos, el problema de las pandillas hispanas ha crecido en los últimos años. Para combatir este fenómeno, la administración Bush está trabajando en un plan de acción que liderará la primera dama, Laura Bush, y que incluye la promoción de la educación, las oportunidades de empleo y los programas de rehabilitación.
Por su parte, Paulo Sergio Pinheiro, relator de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para los Derechos de los Niños, advirtió en el foro que "todas las medidas represivas deben ser concebidas con un respeto total de los derechos humanos". Advirtió que "las detenciones abusivas y a veces arbitrarias de cientos de presuntos integrantes de las maras (...) contribuyeron a aumentar el nivel potencial de violencia que representa cada grupo". Pinheiro también pidió a los medios de comunicación centroamericanos "que reduzcan la desproporcionada atención" que dedican a las maras, porque esto tiende a "exacerbar la situación", ya que "otorga un reconocimiento considerable para los propios pandilleros, al reforzar sus lazos y su autoimagen simbólica".
Concha-Eastman, de la OPS, destacó la participación de representantes del Banco Interamericano de Desarrollo y del Banco Mundial, quienes enfocaron el problema desde su lado económico.

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